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20 retos para el futuro
Hoy día ya no sirve la escuela ni los modelos de aprendizaje
de hace cien años. La sociedad 2.0, nuestro presente, dará
pie a la futura sociedad 3.0 que demanda individuos creativos,
emprendedores, críticos, competentes en las TIC, autónomos,
con altos dotes sociales, que se adapten fácilmente a los
ambientes laborales, capaces de trabajar con cualquier persona,
en cualquier lugar y momento. Los niños de hoy no sabemos
qué serán en el futuro, pero deberán tener
los recursos necesarios para adaptarse a lo que venga. Algunos
expertos intuyen los caminos por donde avanzar. Por ejemplo, en
creatividad, que genera oportunidades para que se desarrolle el
talento, como defiende Richard Gerver. Y sin embargo, la escuela
de hoy condena esa creatividad, en opinión de este experto
en educación. «Se nace siendo creativo afirma,
es parte de nuestra inteligencia natural y es lo que diferencia
a los seres humanos de las demás especies. El 80% de los
aprendizajes se producen antes de los cinco años, después
de esta edad a los niños se les empieza a dirigir ordenándoles
qué deben hacer, cómo hacerlo y en qué plazos.
Esto termina por obstruir las vías de creatividad que estos
jóvenes poseen».
Hay otros muchos ámbitos nuevos que explorar y desarrollar
desde la escuela. La educación emocional en edades tempranas,
propone Jannet Patti, otra educadora reconocida internacionalmente.
«Ésta debe comenzar en la educación infantil
y transcurrir a lo largo de toda la vida, permite al individuo
afrontar mejor los retos de la vida y tiene como finalidad el
desarrollo del bienestar personal y social. No debemos olvidar
que las emociones tienen un valor adaptativo porque nos protegen
de peligros, son valiosos recursos de información porque
nos pueden hacer ver qué sienten otros y, finalmente, las
emociones no pueden estar separadas de la cognición y las
habilidades sociales». Gran parte de la comunidad educativa
aboga por un revolucionario cambio en la forma de enseñar,
de aprender... en la escuela para formar a los ciudadanos del
futuro. La Fundación Telefónica ha abierto un espacio
para dar cabida a todas estas opiniones críticas y nuevos
modelos de pensamiento. Durante 18 meses, ha preguntado a diversos
expertos internacionales y a toda la comunidad educativa cómo
debería ser la educación del siglo XXI. Gurús
y expertos como Richard Gerver, Alejandro Piscitelli, Judi Harris,
Jannet Patti, David Alburu, Fernando Savater, Geroge Siemens...
han participado en este debate a través de actividades
en la red y eventos presenciales en nueve países diferentes
(Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, México,
Perú y Venezuela). Estos son los retos que todos ellos
plantean para la educación del futuro:
- Hay que formar al ciudadano del siglo XXI: la sociedad
del siglo XXI requiere individuos creativos, emprendedores,
críticos, competentes con el mundo digital, con altos
dotes sociales y que se adapten a ambientes laborales diversos.
- La inclusión social como eje: es trascendental
el establecimiento de políticas públicas regionales
para el desarrollo sostenible en el que uno de los pilares sea
la inclusión social.
- Se requiere liderazgo institucional: la cultura digital
lleva años instaurada en la sociedad. Las instituciones
educativas no pueden permanecer ajenas, por lo que se torna
fundamental un liderazgo institucional basado en la construcción
de un sentimiento de comunidad sólido, unido a un uso
de las TIC desde y para la pedagogía y el currículo
del centro.
- Extraer la inteligencia colectiva: en una sociedad
cada vez más compleja sobrevivir en ella depende cada
vez más de una inteligencia colectiva. El ser humano
es social por naturaleza, por lo que ha de aprovechar las posibilidades
abiertas de la sociedad digital.
- Contenidos + Pedagogía + Tecnología:
la intersección entre tres factores fundamentales son
claves para la introducción de las TIC en los procesos
educativos: sólidos conocimientos de los contenidos,
dominio de competencias pedagógicas y manejo de herramientas
tecnológicas y sus posibles aplicaciones. La tecnología
no reinventa a la pedagogía, sólo amplía
sus posibilidades.
- Las TIC implican nuevos métodos de evaluación:
aprender utilizando las TIC requiere un planteamiento metodológico
distinto al de adquisición de meros contenidos. Evaluar
este tipo de aprendizajes no debe centrarse, por tanto, en determinar
el éxito en adquisición de contenidos sino en
el dominio de las competencias del siglo XXI.
- Hay que romper el mito de los nativos digitales, es
decir, la consideración de que todos los jóvenes
son nativos digitales y dominan las TIC para usos de provecho
en el siglo XXI.
- Fomento de la creatividad: existe una inminente necesidad
de repensar los sistemas educativos para evitar ahogar la creatividad
de los aprendices. Es decir, enterrar un sistema educativo basado
en el control e instaurar uno de empoderamiento. El alumno nace
siendo creativo y el sistema educativo ha de generar las condiciones
para que pueda seguir desarrollando esa creatividad.
- Importancia de la educación emocional: la finalidad
principal de la Educación es que cada sujeto pueda alcanzar
un grado óptimo de bienestar social y emocional, por
lo que la educación emocional debe ocupar un lugar privilegiado
en los sistemas educativos. Para ello los programas de formación
docente deben dedicar una mayor atención a tales competencias.
- Cooperación necesaria entre familia, escuela y comunidad:
la educación no es exclusiva de las instituciones educativas:
es posible aprender en cualquier lugar de la sociedad. Para
ello debe existir conexión y cooperación entre
familia, escuela y comunidad. La educación es una cuestión
de toda la sociedad.
- Liderazgo sin burocracia: el liderazgo en una institución
educativa debe tener como finalidad principal la mejora educativa
de los discentes, con un liderazgo centrado en la pedagogía
y alejado de la pura burocracia. Todos los agentes de la comunidad
educativa deben estar implicados en la consecución de
las metas del centro.
- Objetivo: desarrollo de competencias. Los cambios de
sistema educativo deben orientarse hacia la mejora competencial
de los estudiantes. La sociedad digital requiere de competencias
que los sistemas educativos han de desarrollar (autonomía,
adaptación, tratamiento de la información, etc.),
reformando el currículo. Se requerirá de unidades
didácticas más simples basadas en tales competencias
útiles para la inserción social, aprendiendo de
forma conectada en red.
- Foco en los intereses del aprendiz: el aprendizaje
debe producirse de forma natural, partiendo de los intereses
del aprendiz, teniendo en cuenta lo que ya sabe, desde la práctica
y de cometer errores para ser reorientado por el docente.
- Un nuevo rol del profesor y su formación: desde
la transmisión de contenidos a la orientación
y apoyo del alumno, generando las condiciones para que sea éste
el que, de manera activa y experimental, construya su propio
conocimiento. Ello comporta que la formación docente
se reconfigure, contemplando de forma más sólida
el uso pedagógico de los entornos digitales para la sociedad
del siglo XXI.
- Nueva ecología del aprendizaje: existe una nueva
ecología del aprendizaje que está reconfigurando
la educación. Volvemos a entenderla en su sentido amplio,
más allá de su simple consideración como
escolarización.
- El reto de considerar todos los ámbitos educativos
posibles: existe una necesidad de disrupción en el
sistema educativo planteado como ente aislado de la sociedad.
Los aprendizajes producidos en ambientes no formales e informales
crecen a un ritmo vertiginoso y no quedará más
remedio que considerar los beneficios de todos estos ámbitos
educativos.
- Interactuación sobre los contenidos: el aprendizaje
no está en los contenidos sino en las interacciones que
se producen alrededor de ellos. El aprendizaje en red a través
de interacciones debe consistir en agregar, remezclar y poner
en práctica los conocimientos.
- Una formación adaptada a las demandas: la construcción
del currículo que deberá configurar los nuevos
perfiles que demanda la sociedad tendrá que hacerse entre
todos los agentes involucrados en su desarrollo. La sociedad
y las escuelas deben colaborar para adaptar la formación
a las demandas sociales del siglo XXI.
- Se trata de formar a ciudadanos, no solo a profesionales
eficientes: un sistema educativo abierto a la comunidad
y basado en aprendizajes colaborativos que implican a toda la
sociedad. La labor de este sistema no es formar a ciudadanos
únicamente para ser útiles a un mercado, sino
formar a ciudadanos capaces de desenvolverse en todos los niveles
sociales.
- Evitar la ansiedad tecnológica: la tecnología
avanza a un ritmo vertiginoso, es imposible predecir qué
tipo de tecnología habrá en un futuro próximo.
Lo que sí tendrá que hacer la sociedad, es diseñar
cómo quiere que sea la educación del siglo XXI,
la tecnología que acompañará será
la que esté disponible llegado el momento de la implantación.
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